Kazán, a la orilla del Volga. Transiberiano

Etapa 2
Cuando nos despertamos la mañana siguiente, después de una noche casi sin dormir por el calor que hizo en el compartimiento kupe, notamos que el paisaje casi no había cambiado.
La llegada a Kazán era a las 8:30 de la mañana, y el tren puntual al minuto llegó a la estación.
La estación de Kazán es una bonita estación de ladrillos rojos. Fuimos a buscar la consigna para dejar nuestro equipaje. La consigna no está en la estación, está en un edificio que está al lado. 
Estaríamos en Kazán hasta la tarde y luego volveríamos a tomar otro tren hasta Ekaterimburgo. 
El tiempo era variable, con sol y nubes.


Kazán está en la misma zona horaria de Moscú.
Kazán es la capital de la República de Tatarstán. Está a la orilla del Río Volga, el río más largo de Europa. 
La ciudad tiene una mezcla de culturas, la tártara y la rusa, con origen turca y con religión ortodoxa y musulmana. Todas estas culturas conviven pacíficamente en esta antigua ciudad. Kazán es una ciudad con más de mil años de historia, 150 años más antigua que Moscú.


El primer impacto con la ciudad fue un desastre, parecía estar en ruinas. Las calles tenían agujeros enormes que los coches evitaban con maniobras extrañas. Las casas tenían aspecto de haber pasado una guerra, medio rotas o mal conservadas...


Nos dirigimos caminando hacia el centro y la zona del Kremlin,,, y vimos que cuando salimos de la zona de la estación de trenes la ciudad iba cambiando. 
La arquitectura de los edificios tenía aspecto antiguo y bien cuidado, no viejo como los primeros. 
Kazán, como Moscú, tiene un pasado histórico muy importante, conserva todavía muchos edificios con la arquitectura del final de 1800. Kazán es una ciudad universitaria, hay muchos estudiantes por las calles.



Hay varias zonas peatonales, vías comerciales con las tienda más a la moda del momento, bares y restaurantes. Hay que recordar que es una de las pocas ciudades rusas que tienen una oficina de información turística. Aquí nos informaron muy amablemente del recorrido que podíamos hacer para visitar la ciudad.


Como primero fuimos a ver el Kremlin de Kazán. La entrada es gratuita y se puede pasear por su interior sin problemas.


Lo más llamativo del Kremlin es su Mezquita con sus Minaretes. Es de nueva construcción, pero sus colores y formas, azules y blancos, con altos minaretes y cúpulas, la hacen muy atractiva a la vista.


Después de pasear por el muy bonito Kremlin y alrededor de sus blancos muros nos dirigimos hacia la ciudad.



Almorzamos en un típico lugar de comida tártara, comiendo empanadillas dulces y saladas,,, muy ricas.
Otra zona muy bonita es la zona del antiguo barrio tártaro, con edificios de madera que contrastan con los vecinos nuevos edificios soviéticos grandes y grises.



Finalmente llegó la hora de acercarnos otra vez a la estación para coger nuestro siguiente tren.
Kazán nos pareció una ciudad muy bonita y nos dio pena irnos tan pronto.
Paseando por la zona cerca de la estación nos sorprendieron nuevamente los contrastes que había con la zona del centro histórico. 
Hubo momentos que me parecía estar en una ciudad sudamericana, con calles de tierras, coches por todas partes intentando pasar, gente por las calles vendiendo cualquier cosa, edificios viejos y mal cuidados...


Llegamos a la estación, recuperamos nuestras mochilas y fuimos a nuestro nuevo tren transiberiano. 
A las 20:00 salió puntual como siempre el tren hacia nuestra nueva meta, Ekaterimburgo.
El viaje de Kazán a Ekaterimburgo duraba 14:30 horas para una distancia aprox. de 795 Km.
Esta vez compartimos el compartimiento Kupe con un señor y un niño. También muy simpáticos, intentamos comunicarnos como pudimos. En seguida los rusos se hacen muy amigables, ofreciéndote lo que tienen.
Teníamos las dos literas de arriba, y esta vez hizo más calor aún que la noche anterior. De vez en cuando tenía que abrir la ventanilla para poder respirar, por lo menos esta se podía abrir. Increíble,,, me voy a Siberia a buscar el frío y paso calor...

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